viernes, 30 de diciembre de 2011

Una grata sorpresa de fin de año

Qué emoción, esta mañana, cuando Dom bajó a recoger el correo de nuestro buzón, encontrar un paquete para mí proveniente de Lisboa. Se trata del libro Urban Sketchers em Lisboa desenhando a cidade, un libro testimonio del II Simposium Internacional de Urban Sketchers que se realizó en julio de este año y que constituyó para mí una de las experiencias más enriquecedoras de 2011.
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IMG_0658El libro pressenta un resumen de las conferencias y los talleres del simposium y muestra la obra de los casi doscientos sketchers que participamos en esa experiencia única. Qué grata sorpresa ver publicado uno de mis dibujos entre los de tantos artistas que admiro, con los que tuve oportunidad de dibujar. ¡Muchas gracias a Eduardo Salavista, Gabi Campanario y a todos los miembros de USK por tan magnífico regalo! ¡Feliz año nuevo!

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Una vez al año

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Una vez al año, cuando llega diciembre y sacamos la caja que contiene los objetos navideños, me parece que, junto con estos objetos queridos, surge también mi infancia. Las decoraciones que ponemos en casa forman parte de nuestra historia, la de Dom y la mía , aquí (los viajes anuales a Estrasburgo y las visitas a los mercados de Navidad en Suiza).
Pero no todo es reciente; aún guardo algunos objetos queridos de Navidades de otro tiempo, que me recuerdan a mamá y a mis tres tías –que fueron como segundas mamás para mí-. Su recuerdo va ligado al de aquellas Navidades tan felices en que aguardaba medianoche para que aparecieran los regalos. Mamá esperaba hasta el 25 en la mañana para abrir los suyos, como se acostumbra en Inglaterra -me enteré años después, viviendo en esta parte del mundo-, no sé de dónde le venía esta costumbre, quizá de sus amigos extranjeros. Nos recuerdo a las dos abriendo los paquetes, la veo aún aspirando la esencia de su perfume preferido, que una de mis tías le regalaba cada año y que se me quedó grabado para siempre en la memoria. Ahora, cuando entro a una tienda y siento flotar en el aire las notas de jasmín y rosas de su perfume, cierro los ojos y, por un momento, la siento conmigo.
Mamá adoraba Navidad y me transmitió su entusiasmo. Ahora, en cuanto llega diciembre, y Dom y yo cumplimos nuestro propio ritual de ir por el árbol el primer fin de semana de diciembre y adornarlo el día 6 (el día de san Nicolás, que los niños en Europa esperan impacientes) escuchando música de Haendel o antiguos cánticos de Noel, vuelvo a ser aquella niña para la que el mes de diciembre, con sus luces, sus paquetes rojos y dorados, sus lecturas navideñas, y sobre todo, la presencia de mamá y de nuestra pequeña familia era LA felicidad.

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domingo, 2 de octubre de 2011

Joan Baez, de nuevo


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Hay personas que admiramos, que nunca nos cansaríamos de escuchar, sobre las que nunca nos cansaríamos de escribir. Para mí, Joan Baez constituye un ejemplo de ser humano admirable –no simplemente de artista- por haber puesto su voz y su persona al servicio de aquellos sin voz, del activismo y de la no violencia.
En 2008, la primera vez que la ví en escena, en el festival de Montreux me había conmovido su voz, su presencia, y el hecho de haber realizado uno de mis sueños de toda la vida. Añoche, tres años después, asistimos por segunda vez concierto de Joan, esta vez la cita fue en Annecy, Francia, a unos 30 km de Ginebra. El concierto, parte de su gira por Francia, que culminará en París el proximo 12 de octubre, fue mejor en muchos aspectos que el de Montreux.
A sus 70, ¡sí, 70! años (que cumplió en enero de este año), Joan Baez sigue llena de energía vital, y de mensajes importantes que comunicar. Su voz ha adquirido nuevos matices, y si bien ha dejado de tener la pureza cristalina y la poderosa amplitud que tuvo hasta hace unos diez años –como escribí a propósito del concierto en Montreux-, su textura ha cambiado y su es ahora más profunda y, de algún modo, más entrañable.

        Joan estuvo en Washington el 28 de agosto de 1963, cuando Martin Luther King pronunció su "I have a dream ...", bajo las bombas de los estadounidenses B-52 en Hanoi, en 1972, en la televisión bajo la dictadura franquista español para interpretar "No Pasarán", en Gdansk Solidaridad en 1980, junto con Vaclav Havel en Bratislava, en 1989, o cantando "Amazing Grace" bajo el fuego en Sarajevo.
Pero no, a pesar de haber formado parte de la historia del siglo XX, Joan Baez no es de ningún modo una leyenda del pasado. Pertenece al presente. A través de los años ha seguido apoyando nuevas causas e incorporando nuevo material de jóvenes compositores “que hablan de la época en que vivimos”, dice Joan. Aunque el activismo político de sus juventud ha dejado de ser radical, Joan sigue fiel a causas como la no violencia y sigue mostrando su oposición a la pena de muerte.
              Con su guitarra al hombro y acompañada por Dirk Powell en el violín, la mandolina y, en un par de canciones, en el piano, deleitó a un público entusiasta y demostrativo, en su mayoría de cincuenta y tantos o sesenta y tantos años; baby-boomers, compañeros de generación de esta neoyorkina que desde muy joven, no ha dejado de cantar, de escribir y de estar en donde se ha cometido alguna injusticia, promoviendo el cambio.
En este concierto, Joan visitó sobre todo su repertorio folk de los 60 y 70, como las clásicas “Lily of the West”, “Don’t think twice, it’s alright” ,“Joe Hill” o “Suzanne”, algunas de las más recientes, como “I love you the way you are” o “Jerusalem”, además de un par de canciones en francés, como "Le partisan" y "Parachutiste". Canciones interpretadas con entrega y modestia que tocaron algo profundo en los que escuchábamos. La calidez de su canto es reconfortante; es como un abrazo que infunde esperanza.

        Dedicó sus últimas dos canciones a Troy Davis, recientemente ejecutado en Georgia (Estados Unidos), en cuya memoria ínterpretó “Imagine”, y “Here’s to you". Ambas canciones, -una de utopía, otra de desazón- nos arrancaron alguna lágrima a los 3000 seres humanos que estuvimos anoche en esa sala de conciertos con Joan Baez, ícono de una, de muchas generaciones.
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En este video pueden ver a Joan como la escuchamos en Annecy.




domingo, 25 de septiembre de 2011

El instante sms


Aunque debo confesar que tengo uno (¿y quién no, en nuestros días?), que es por cierto el modelo más sencillo que venden en el supermercado, no soy afecta al teléfono móvil -o “celular”, como lo llamamos en México-. Añoro la época en que uno salía de casa y nadie podía interrumpirnos en medio de un paseo, de una conversación o de un monólogo consigo mismo. Cuando no estábamos obligados a estar siempre disponibles. Con todo, no dejo de reconocer lo conveniente que resulta tener un teléfono a la mano cuando surge algo urgente o importante, sobre todo ahora que la cabina telefónica se ha vuelto un objeto del pasado. En fin, lo único que me gusta del móvil es enviar y recibir mensajitos, pues estos, a diferencia de las llamadas, son discretos y uno puede verlos cuando le plazca. Sobre este tema, hace poco leí un texto de Philppe Delerm -un autor francés muy conocido que reflexiona y escribe profusamente sobre los objetos y la vida cotidiana-, me gustó mucho y me apeteció traducirlo:

  El instante sms


Un leve bip lo anuncia; un sobre se dibuja arriba a la izquierda de la pantalla del teléfono móvil. Una simple presión del pulgar y aparecen las palabras: “Estoy en el Jardin des Plantes. Hace un día excelente. Estoy leyendo el último libro de Botton. Besos. Enviado el 10.04.2003 a 15:45:37 De: V …06 89 …”
Leemos el texto unos segundos después de que ha sido escrito. Las letras negras resultan extrañas. Cada una de ellas está constituida por una infinidad de minúsculos cuadritos que dan a las palabras una especie de relieve de contornos ásperos, de una prodigiosa y sintética regularidad. Nos asombra ver que este artilugio casi virtual obedece a la voluntad de una persona conocida y nos transfiere su presencia.
Estamos en la calle, en otra ciudad. No tuvimos que ir a buscar el mensaje a un buzón con la espera, la expectación, el ritual de abrir el sobre ni el riesgo de sufrir una decepción. No estábamos en una oficina, como con el fax. El sms surge en la más neutra y suave infracción. Nos quedamos mirándolo en el hueco de la mano en vez de atravesar la calle cuando cambia a verde la luz del semáforo. Apenas un minuto después, “Estoy en el Jardin des Plantes” sigue siendo cierto. “Estoy leyendo el último libro de Botton” solo fue falso durante el instante en que V suspendió su lectura para comunicárnoslo. El presente del sms no tiene comparación. Sobre un fondo ligeramente verdoso, lo único que necesita es silencio. Otra vida se hace presente, con un desfase tan ínfimo que parece una complicidad adicional, como si jugáramos atravesar las paredes de vidrio del laberinto de la feria. Pareciera que no hay ondas eléctricas, únicamente una horizontalidad de líneas planas que borran el espacio. De pronto, en el hueco de la mano, adquieren relieve los árboles del parque y un trozo de cielo parisino. Cuando el semáforo cambie por tercera vez, atravesaremos por fin.


Philippe Delerm
Enregistrements pirates
Ed. Du rocher, 2003

sábado, 17 de septiembre de 2011

Trayecto en tren


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Por la ventanilla
lagos, viñas, montañas
van quedándose atrás
                                                    Ondulantes colinas
                                                               hierba fresca de lluvia
                                                               Aarau-Ginebra
En mi memoria
de pronto surge
el viaje que hicimos
                                                  El aire aún tibio
                                                            y el cielo pizarra
                                                            aún septiembre

jueves, 1 de septiembre de 2011

En armonía

Todos los días, necesito un momento de creatividad. Un dibujo rápido si no tengo tiempo para más, o una línea de escritura. Aunque hace mucho que no publico ninguna entrada en este blog, mi libreta está llena de notas y de ideas que han ido tomando forma estos meses. Ya es septiembre. El verano casi terminó. Aún nos quedan algunas semanas de buen tiempo para leer en el parque o sentarse en un banco y recibir un rayo de sol.
Este verano estuvo lleno de lugares nuevos, de experiencias, de encuentros, de ambientes diversos que estimularon mi espíritu creativo y mis deseos de seguir aprendiendo e integrando nuevas cosas a mi vida. Fue un verano en el que me sentí en armonía conmigo misma y con mis anhelos. Hace mucho que no vivía con tal intensidad y conciencia del mundo que me rodea. El tiempo pasa, la vida pasa. Quiero morder la existencia como si fuera un fruto maduro, como las frambuesas que tanto disfruto en estos meses. Quiero que la vitalidad que siento se quede conmigo el resto del año.

martes, 26 de julio de 2011

2do Simposio de Urban Sketchers en Lisboa: arte, creatividad y camaradería

Acabo de vivir una de las experiencias más enriquecedoras e interesantes de toda mi vida: participé en el el 2do simposio de Urban Sketchers, en Lisboa. Desde hace casi un año, soy miembro de este colectivo de artistas de todas nacionalidades y niveles, apasionados por dibujar directamente lo que vemos, narrar los lugares en que vivimos y a donde viajamos. El congreso duró tres días, que me parecieron semanas por lo intenso que fue, por las muchas actividades y “workshops” , por los artistas tan talentosos que conocí, entre los profesores y los participantes, todos con diferentes estilos y perspectivas. Durante tres días, los urban sketchers invadimos las calles de Lisboa; estuvimos en las noticias y en boca de todos. La gente venía a vernos, nos hacían preguntas, se detenían a vernos dibujar.

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En la mañana, los 150 participantes y los veintitantos profesores, procedentes de los cinco continentes, nos dábamos cita en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad para intercambiar impresiones y dividirnos luego en pequeños grupos de trabajo (workshops) para salir a dibujar la ciudad. Cabe decir que la organización y la logística fueron excelentes.

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Además del ambiente tan estimulante, la ciudad misma favorecía la creatividad; las calles adoquinadas, las plazas, las fachadas de azulejos, las vistas espectaculares del Tajo, los tranvías, los colores y olores. Desde el principio, quedé impresionada por la calidad de los artistas participantes, a quienes yo llamaría las “grandes ligas” del mundo del sketch, y hasta me sentí algo tímida de participar, yo, simple amateur. Sin embargo, desde un principio se creó una atmósfera de camaradería entre todos, así como muchas ganas de compartir y de aprender unos de otros, por lo que mis temores se disiparon enseguida. Disfruté mucho la sensación de familiaridad y de pertenencia que había entre nosotros al compartir una mañana o una tarde dibujando juntos, intercambiando técnicas, consejos, puntos de vista. En las tardes, después de la comida, teníamos conferencias antes de los talleres de la tarde.

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La conferencia de Matthew Bhrem, “ Sketching on Location: Teaching and Learning" resonó en mí profundamente, pues confirmó algo que siempre había intuido: el dibujo es una habilidad que puede aprenderse, como aprendemos a escribir, y que está al alcance de todos. Según Bhrem, para iniciarse en el dibujo, habría que abandonar la noción de talento, pues es perjudicial e inhibe a quien se acerca al dibujo por primera vez. Lo más importante no es el resultado final, sino el proceso, la observación, lo que cada quien capta y lo que a cada quien le parece interesante de un lugar determinado. Cada quién tiene una forma personal de capturar su entorno y de expresarse a través del dibujo. Observar a otros dibujar es también una manera enriquecedora de aprender y mejorar el propio estilo.

Los talleres que tomé: “Explorando Chiado” (Barrio muy céntrico de Lisboa), “Cityscapes” (Paisajes Urbanos), “Unfinished Business” (Asuntos inacabados), “Environments” y “Lining over Color” me permitieron alejarme de mi “zona de confort” y de mis hábitos, para abrirme a métodos y técnicas nuevas.

El último día, después del taller de la mañana y de las conferencias de la tarde, nos dimos cita en la Praça do Comercio, enorme plaza en el extremo sur de Lisboa, frente al mar, para dibujar todos juntos en el sketch crawl (maratón de dibujo), evento en el que no solo participamos los urban sketchers, sino la gente de Lisboa; niños y adultos, locales y turistas. Fue increíble. Una tarde verdaderamente inolvidable.

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Maratón de dibujo en la Praça do Comercio

Mis recuerdos del simposio:

  • El primer día, en el lobby del hotel vi a tres personas con mochilas y pensé que eran participantes del simposio; me acerqué y les pregunté: ¿son sketchers? Y para mi sorpresa, una de ellas era ¡Gabi Campanario! (el fundador de USK).
  • Lo fantástico que fue encontrarme personalmente con gente que conocía por internet y de cuyos dibujos soy admiradora, y observarlos dibujar “en directo”.
  • Convivir con tantos artistas talentosos y creativos y sentirme contagiada de creatividad.
  • Aprender mirando dibujar a los demás participantes, cada uno con un estilo y una técnica diferente Al final de cada sesión, era sorprendente ver la interpretación de cada de un mismo lugar.
  • Hacer nuevos amigos con los que comparto un mismo interés.
  • Descubrir nuevos materiales, como los pinceles de agua y las acuarelas Ecoline.
  • Descubrir Lisboa libreta en mano, sobre todo el barrio de Chiado.
  • Sentir que el dibujo -hasta hace poco una afición- gracias a estos días y a lo mucho que me inspiró todo lo que vi y viví en el simposio, se va convirtiendo en una pasión a la que quiero dedicar más espacio en mi vida.

¡Han pasado ya tres días, y mi cabeza sigue llena de imágenes: veo colores, gente, las calles de Lisboa y nos veo a nosotros, sketchers, dibujando, dibujando, dibujando!


viernes, 17 de junio de 2011

II Sketching Symposium, Lisboa, 07.2011

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Hace varios meses escribí un post sobre Urban Sketchers, una comunidad que reúne a dibujantes de sketches (bocetos) tanto profesionales como aficionados de todo el mundo, de la que soy miembro. Por segundo año, en el mes de julio se organizará un simposio el que se darán cita muchos de los miembros de esta comunidad para dibujar, intercambiar técnicas y experiencias y aprender en tallleres y curos impartidos por los miembros profesionales. La ciudad anfitriona este año es Lisboa, Portugal, ciudad que ahnelo conocer desde hace años. Ya es oficial: estoy inscrita al simposio y a los talleres. Nunca soñé con participar en un evento así; con conocer a apasionados del dibujo de diferentes partes del mundo, casi no me lo creo. Los talleres se llevarán a cabo al aire libre, en los distintos barrios de Lisboa. Todos iremos armados con libreta, lápices, rotuladores, acuarelas, lápices de colores, carboncillo, o el material preferido de cada quien, para dibujar las calles y los habitantes de la capital portuguesa. ¡Ya siento gran curiosidad y expectación por los lugares, por la gente y por el ambiente que debe existir en una reunión de personas tan disímiles y tan parecidas a la vez!


http://symposium.urbansketchers.org/

jueves, 21 de abril de 2011

To kindle or not to kindle

IMG_5090Hace unas semanas sucumbí por fin al lector electrónico, un Kindle de Amazon. Había estado dudando si interesarme o no por este nuevo modo de lectura, cuando la ocasión se presentó: una pareja de amigos lo adquirieron recientemente y nos lo mostraron entusiastas. Luego, gracias a ellos conseguí el mío. Me sorprendió su ligereza y su facilidad de utilización, así como lo transportable que resulta (tiene el tamaño de media hoja tamaño carta), ideal para viajar con una buena provisión de libros y ya no tener que elegir 2 o 3 para llevarse de vacaciones, sino llevarse 10, 50 o los que se quiera. El aparato, además de compacto y liviano, se manipula muy fácilmente. Leer en él resulta muy cómodo para la vista, pues la pantalla es opaca y no emite luz, contrariamente a la de una computadora o una tableta, llenas de enlaces y de imágenes o que distraen la atención del texto. El Kindle es un soporte para leer textos y escuchar audiolibros. Para quienes les gusta leer escuchando música, el aparato permite agregar archivos mp3; yo prefiero leer en silencio. 

He estado experimentando con las diferentes funciones, todas muy sencillas. El Kindle fue creado para leer textos, no para reproducir imágenes a color ni videos ni navegar por la red. Está diseñado para un lector cuyo sueño es poder llevar consigo su biblioteca a donde quiera. Desde la página de Amazon.com es posible descargar extractos gratis de los libros que a uno le apetece leer, y decidir más tarde comprarlos o no. 

Se accede a la tienda Amazon directamente desde el aparato, que cuenta con una conexión internet inalámbrica. Lo que me ha asombrado mucho es la instantaneidad de la cosa: basta pulsar unos cuantos botones para elegir el libro entre los cientos de miles que se encuentran disponibles (por ahora, el 99% en inglés, aunque empiezan a surgir opciones de librerías virtuales en otros idiomas), descargarlo, esperar unos segundos para empezar a leer. No todo es agradable en el Kindle; también me llena un terrible sentimiento de culpa cuando pienso que al utilizarlo fomento la desaparición de mis lugares preferidos: las librerías. Cuestión compleja y ética ésta. Un verdadero dilema ante la inminencia de este nuevo modo de leer libros. Para mí, el libro –el real- no está obsoleto ni lo estará aún durante mucho tiempo. Ni siquiera estoy de acuerdo con llamar “libro electrónico” a un lector electrónico. Eso sí, el atractivo principal del Kindle es que nos ha puesto la borgiana biblioteca de Babel a unos clics de distancia.

lunes, 11 de abril de 2011

Cambiar lo cotidiano

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Me basta con introducir un pequeño cambio en mi rutina diaria, como pasar por otra calle en vez de la que tomo siempre, participar en un café filosófico un martes en la noche, visitar una galería de arte, probar una nueva receta de cocina, sentarme unos minutos en una banca del parque y observar los árboles, para que todo me parezca nuevo. La sensación de posibilidad no es permanente; se desvanece, pero vuelve en otro momento y me sorprende siempre, como todo lo efímero. Eso es lo placentero. Hacer pequeñas alteraciones en mis hábitos –que son como un par de zapatos cómodos- me permite experimentar ese sentimiento de novedad y ver el mundo con ojos frescos. Lo mejor de todo es que estos cambios, por ser tan pequeños, están disponibles en cualquier momento, solo tengo que ir a buscarlos.

domingo, 27 de marzo de 2011

Sentirse en casa

Una siente que por fin se ha adaptado a su país de adopción cuando espera impaciente la primavera y los primeros rayos de sol. Y como nunca soportó mucho el calor, piensa que el clima es perfecto aunque el termómetro marque apenas 10° C. Una se siente de aquí cuando con el primer rayo de sol ya está soñando con días de campo o con leer en el parque.

Una se siente parte de esta cultura al cumplir con el ritual de quitar de los clósets la ropa de invierno y reemplazarla por la de entretiempo. La de verano la sacará más tarde, en junio.

Se siente una de acá cuando su círculo de amigos empieza a expandirse y de pronto tiene varias invitaciones a cenas, aperitivos o reuniones diversas. Cuando, al regresar de algún viaje a la ciudad en la que ahora vive, siente que vuelve a casa. Cuando empiezan a parecerle familiares las costumbres y los horarios de su nuevo país, y le parece lo más normal del mundo que los domingos las tiendas permanezcan cerradas.

Al cabo de varios años, una por fin se siente en casa.

viernes, 25 de marzo de 2011

L’Arbre à talents, café-galería

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La otra noche, al regresar a casa después de cenar fuera con una amiga, Dom, nuestra amiga y yo pasamos por una galería que aunque ya estaba cerrada a esa hora, llamó nuestra atención no solo por los cuadros expuestos, sino por lo que se leía en letras blancas sobre el vidrio del escaparate: “obras de arte desde 20.-hasta 5000.- CHF”(francos suizos).
Pasamos un largo rato contemplando las obras, que se podían ver difícilmente con la poca luz nocturna. Nos encantó un paisaje urbano que mostraba la plaza Bourg-de- Four de Ginebra. Me prometí volver lo antes posible para ver de cerca las obras. Hoy viernes en la mañana, volví a la galería. Al principio me sentí algo tímida, pues yo era la única visitante; pero en seguida me sentí a gusto. Pasé una hora viendo acuarelas, aguafuertes, serigrafías y reproducciones varias. El encargado del establecimiento (o quizá sea el dueño), un señor de unos cincuenta y tantos, muy amablemente me explicó el concepto de L’Arbre à talents (así se llama la galería): se trata de un proyecto que tiene por objetivo dar a conocer a artistas de la región de Ginebra , Lausana y alrededores; acercar el arte contemporáneo a gente que en general no visita galerías de arte y algo novedoso es que no solo se pueden comprar obras, sino también pueden alquilarse, según me explicaron. Se firma un contrato, y uno se lleva a su casa un cuadro por varios días, varios meses o por un año. Si le gusta y desea comprarlo, le restarán lo que ya pagó de alquiler.
La autora de la ilustración que nos había gustado tanto a Dom y a mí se llama Marion Jiranek. Es una artista visual suiza quien que ya soy admiradora después de haber visto su serie sobre Ginebra. Tal como se lee en el anuncio, los precios en L’Arbre à talents son muy asequibles, así es que pude darme el gusto de comprar una reproducción firmada por la autora (ver foto), sin arruinarme y por menos de lo que costaría une salida a cenar.
Además de galería, L’Arbre à talents también es un pequeño café. Me quedé un buen rato escribiendo en mi libreta tomando mi café a pequeños sorbos, rodeada por inspiradoras imágenes.

L’Arbre à talents Café Galerie
36 bd Carl-Vogt-1205 Genève