viernes, 18 de diciembre de 2009

"Ailleuristes"

1551415735.img El departamento está en silencio. Diviso un sol pálido, abro un poco la ventana y vuelvo a cerrarla enseguida. Ya está haciendo ese frío intenso al que los que crecimos en climas más templados llegamos difícilmente a acostumbrarnos. Todavía, después de todos estos años, algunas mañanas aun me sorprende el hecho de encontrarme aquí.
La idea de vivir en otro país siempre me atrajo mucho. Siempre he sido lo que en francés puede llamarse, ailleuriste, alguien que sueña con otro lugar, con otras costumbres, con otros climas, con otra geografía. Tal vez sea un rasgo de mi personalidad, o tal vez influencia de mi madre, que también era una ailleuriste. Crecí escuchando canciones francesas de Piaf, de Brel, de Montand o de Aznavour en el tocadiscos portátil de mamá, un aparato en forma de pequeña maleta que podía llevarse a todas partes y que nos proporciono horas enteras de deleite musical. Me parece que la veo a ella en el sofá de la sala, con una pila de discos. Muchos de ellos llegaban de otros países, pues mamá era miembro de un club de amigos por correspondencia (en una época en la que no existía Internet, qué difícil parece imaginarlo ahora). ¡Aun hoy me parece sentir la emoción de ver llegar las cartas en sobres azules con timbres multicolores en otros idiomas que venían de tan lejos!
Aún nos recuerdo abriendo las cartas, mirando las postales: Paris, Ámsterdam, Canberra, Nueva York, Ginebra. Aún nos recuerdo. A ella le gustaba tanto explicarme todo, enseñarme dónde quedaban esos lugares en el globo terráqueo. Y yo me iba a dormir y soñaba con ciudades lejanas a las que viajábamos mamá y yo, las dos. Imaginaba los magníficos museos, nos veía recorriendo calles, entrando a acogedores cafés. Imaginaba el frío, la gente con abrigos. A los diez años, ya sentía esa nostalgia que no me ha abandonado.

Ahora, al ponerme el abrigo y salir la calle, pienso en ella y en lo mucho que le hubiera gustado vivir aquí. Pienso en ella. Sonrío.


1 comentario:

  1. Qué bonita historia!

    Yo también siempre soñé en vivir en otro país, y muchas veces lo veía como un sueño muy lejano!

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