Algo que disfrutamos mucho Dom y yo es escribir felicitaciones de Navidad o de fin de año a nuestra familia y amigos más cercanos. Es otro de nuestros rituales de diciembre que nos hace sentirnos cerca de las personas que más queremos; como si un poquito de nosotros viajara con ellos. Una tarde a fines de noviembre, hago una visita a mi papelería preferida para escoger entre las tarjetas recién llegadas, las que mandaremos este año. La elección es difícil entre tantos modelos y paso un largo rato eligiendo. Los primeros días de diciembre, nos ponemos a escribir. Preparo té y pongo música acorde con nuestro ánimo, entre festivo y nostálgico -uno de nuestros grandes favoritos en esta temporada es Anomymous Four-.
Cuando era pequeña, mamá y yo también solíamos dedicar una tarde a escribir nuestras tarjetas de Navidad. Ella a los amigos que tenía por todo el mundo; yo, a mis mejores amigas de la escuela. Estos días de diciembre me traen recuerdos felices que se mantienen intactos a través de los años.
En este mundo de comunicación inmaterial, que alegría da recibir sobres y mensajes con letra manuscrita. Como en aquella época que parece tan lejana, pero que apenas ayer terminó.
No hay nada como la correspondencia a puño y letra. Yo amo las papelerías, uno de mis sueños es tener una.
ResponderEliminar(Gracias a ti conocí Anonymous Four, y merece 20 mil oportundiades)
Ma chere, Dom, mil gracias por mis tarjetas, que recibo con tanta alegría cada año. Ver sus palabras escritas de su puño y letra es muy gratificante y cálido. Siempre los tengo presentes en mi vida, abrazos a ambos. Miguelito
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