Vuelvo a tener esa misma sensación que experimenté la primera vez que vine a España, hace tantos años: la de encontrarme en otro continente, a tantos kilómetros del mío, y oír el mismo idioma que hablo, con otras inflexiones, otro acento, otras palabras que, aunque reconozco la mayor parte de las veces, no dejan de sorprenderme.
He descubierto algunas, en el restaurante, como "berberecho", "sobrasada" y "solomillo", y esta mañana en el tren he pasado el trayecto anotando expresiones que nunca diría yo, como: "Qué ciudad más guapa" o "Como vuelva a llover estamos fritos".
De igual forma, noto la sorpresa en mi interlocutor al hacerle una pregunta. El español, qué dioma tan amplio, de tantos lugares y hablantes. Me llega de golpe la conciencia de pertenecer a la gran comunidad hispanohablante. Una verdadera riqueza.
De igual forma, noto la sorpresa en mi interlocutor al hacerle una pregunta. El español, qué dioma tan amplio, de tantos lugares y hablantes. Me llega de golpe la conciencia de pertenecer a la gran comunidad hispanohablante. Una verdadera riqueza.
Si ,es gracioso,fascinante,te abre cortinas sobre otros mundos mentales que no habías pensado al tiempo de que las palabras que conoces están en otra orchestra,vaya hombre! Estáis en zespaña!
ResponderEliminar¡Qué alegría que estés en España!
ResponderEliminar