Los días pasados, las calles de Ginebra y de todas las ciudades y localidades suizas se llenaron de carteles de diferentes partidos políticos, señal de que pronto habría votaciones populares.
La democracia directa (voto directo) es una institución de gran tradición helvética y uno de los mejores mecanismos que se han inventado para garantizar que la sociedad sea efectivamente democrática. Cada tres meses se consulta a los ciudadadanos su opinión sobre varias cuestiones y a través de este voto directo la ciudadanía decide. Las leyes se adoptan o no según los resultados de la votación.
El 18 de mayo pasado, la población votó por la posible compra de una flota de aviones militares, y sobre la institución de un salario mínimo (que ha sido objeto de gran debate últimamente), entre otras cuestiones.
Algunas de las cuestiones, o "iniciativas" por las que los suizos han votado en el pasado incluyen la entrada de Suiza en la ONU, en la Unión Europea (ganó el no), la moratoria para las armas nucleares, las uniones homosexuales, la apertura de las tiendas los domingos (hasta ahora no se ha aceptado), y muchas otras. Pueden ser asuntos internos (cantonales), o de alcance nacional (federales).
Lo que más me impresionó al llegar a este país es lo arraigada que está la práctica de la democracia directa en las conciencias de los suizos; se podría decir que es el fundamento mismo de esta sociedad.
Tampoco dejará de sorprenderme que cada cuidadano recibe por correo, además de la boleta de voto, un paquete con información detallada sobre las cuestiones por las que se vota, así como la opinión y las recomendaciones de cada partido sobre cada una. Se incluye a todos los partidos, grandes o pequeños, de todo el espectro político, así como las recomendaciones del Consejo Federal, es decir, del gobierno.
Todo esto con el fin de que la gente vote con pleno conocimiento de lo que está votando.
¿Y quién decide las cuestiones que se consultan? El Gobierno o los ciudadanos. Sí, cualquier ciudadano suizo tiene derecho a proponer a votación popular una iniciativa para introducir o moidificar una ley a escala cantonal o federal. Para ello, debe reunir un número suficiente (100 000) de firmas.
Tal vez esta práctica solo sea posible en un país de poca población, como es Suiza, que tiene 8 millones de habitantes. O quizá no. Tal vez podrían adoptarla otras muchas sociedades para garantizar que la población pueda expresar su opinión sobre asuntos importantes y evitar que se tomen decisiones vitales, que la afectan directamente, sin tomarla en cuenta.
Cada tres meses, cuando llega a casa el "kit" de votación, sigo sorprendiéndome y confirmo mi admiración por el espíritu democrático suizo; un valor fundamental que se comprueba en la vida de todos los días.
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Cada tres meses, cuando llega a casa el "kit" de votación, sigo sorprendiéndome y confirmo mi admiración por el espíritu democrático suizo; un valor fundamental que se comprueba en la vida de todos los días.
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Me gustó mucho este artículo, gracias por compartirnos toda esta info, Cynthia :D
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado, Sofía. Gracias a ti por tu interés en este blog. ;)
ResponderEliminarQué interesante Cynthia. La idea me parece maravillosa, intenté pensarla en Argentina con sus 37 millones de habitantes y algún medio electrónico para no usar papel. No sería mala idea, así como uno tiene obligaciones como pagar facturas todos los meses, tener que votar cada tanto tiempo sería sólo una cuestión de educación. El tema es que los gobernantes tengan ganas de que los ciudadanos participen de la toma de decisiones. La verdad es que aquí, donde lamentablemente existe corrupción en demasiados sectores y muchos piensan poco en su país, creo que es un método poco viable. Pero ni te imaginas lo que me gustaría tener un sistema así. Gracias por compartir esta entrada. Saludos desde Buenos Aires. Abrazo.
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