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Hace mucho que no pasaba una mañana tomando café con una buena amiga y esta semana me sucedió dos veces. Casi había olvidado lo bien que hace compartir experiencias cotidianas con alguien que hemos ido conociendo poco a poco y que ya forma parte de nuestra vida. Una mañana entre semana; un acogedor café céntrico poco concurrido aún. Cafés, croissants, conversación, actualización de noticias, intercambio de puntos de vista. Pasamos un buen rato en el lugar, tan acogedor en un día frío. Salimos a la calle y caminamos todavía un rato juntas. Nos detenemos a ver los aparadores y las decoraciones navideñas. Qué sensación tan agradable de familiaridad y cercanía que por fin, después de siete años de vivir en esta ciudad, he encontrado con personas de horizontes y edades diferentes,con quienes comparto sueños, experiencias, una misma latitud y el mismo huso horario.
¡Qué bonito!
ResponderEliminarConmigo no compartes usos horarios, pero sabes que tienes mi amistad igual!
Besos
Sí, fue lo máximo el café del lunes. Sylvie tendrá q venir a visitarnos pronto para ir las 3 ;o)
ResponderEliminarSí, poder tener un momento con una amistad vale cada segundo en ese oro q no se pesa, q no tiene forma de tasarse, más que con una taza de un buen café.
ResponderEliminarAbrazos a los tres!
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