sábado, 17 de octubre de 2009
Viernes 23:59
Lo terrible no es que estos días las traducciones por entregar (tanto las remuneradas como aquellas para mis diferentes cursos del MA) y otras tareas de la vida diaria sean tantas que ocupen todo mi tiempo. Ni que las semanas parezcan sucederse con tal rapidez que se vayan en ciclos de “es lunes; llegó el viernes" que apenas veo pasar. Lo frustrante es que al cumplir con exigencias profesionales y académicas (que me gustan, no crea el lector lo contrario), descuido este espacio de escritura que me he prometido mantener al día y que disfruto enormemente. No he escrito ni acerca de una de las novelas que más me han gustado últimamente (What I loved, de Siri Hustvedt), ni sobre el excelente CD de un artista francés que recién descubrí; Allain Leprest. No he escrito tampoco que el otoño llegó, por fin, con cielo azul, luz ámbar y viento frío. Ya lo haré más tarde, me digo. Los días pasan, inexorables, llevándonos con ellos. Esta noche hago una pausa; robo unos momentos al sueño para teclear estas cuantas lineas mientras escucho Nu, de Leprest (que por momentos me recuerda a Tom Waites). El apartamento está en calma; Dom duerme; todo es silencio… y ya es sábado.
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Dear... no te presiones más de lo necesario. Que el placer no se vuelva obligatorio, porque dejaría de ser placer... busca tus momentos de descanso y no olvides que siempre estoy aquí, ávido de noticias tuyas. Ton frere, Moi.
ResponderEliminar¡Ya tomé nota del libro y disco! Gracias, y disfruta esos pequeños momentos que sólo te pertenecen a tí
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