¡Ya es otoño aquí… mi estación del año preferida! De una semana a otra todo cambió; la temperatura bajó 10 grados (de 23° a 13°). El ángulo de la luz también es diferente; ahora cae oblicua. Los días son luminosos y fríos. El viento, que en verano era fresco, se ha vuelto frío. La luz ámbar que inunda todo, las hojas de los árboles que encienden en rojos y ocres antes de caer, así como los días que se acortan, nos recuerdan que ya empezamos el viaje hacia ese otro país que será el invierno. Ya guardamos la ropa ligera y sacamos la ropa abrigadora (aunque aún no los abrigos más gruesos).
Cuando recién llegué a Suiza, me sorprendió ver cómo la vida de la gente se organiza alrededor de las estaciones del año. En verano, se vive al aire libre y a nadie se le ocurre ir al cine salvo si es al aire libre, mientras que en otoño, las actividades pasan al interior. En octubre, lejos quedan los días del verano en que anochece a las 10 P.M; los días cada vez son más cortos. Los museos presentan nuevas exposiciones y empieza la temporada de teatro y de conciertos clásicos. En cuanto tenga un momento libre, echaré un vistazo al programa del teatro de Carouge (nuestro barrio), que cada año nos sorprende con puestas en escena de obras contemporáneas o clásicas siempre originales, como la memorable “Casa de muñecas”, de Ibsen, que Dom y yo disfrutamos tanto hace un par de años.
Actividad muy propicia para días fríos.
Yo también amo el otoño
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